martes, 29 de julio de 2008

Especialidad del dia


LA DISCRIMINACIÓN DE LAS LENGUAS COOFICIALES // CAPÍTULO 1: BALEARES
"Le ruego se dirija a este tribunal en castellano"
El escritor Sebastià Alzamora cuenta las peculiares respuestas obtenidas en su trato con una jueza, un guardia civil y un funcionario de Correos de Palma al dirigirse a ellos en lengua catalana
SEBASTIÁ ALZAMORA - Palma de Mallorca - 27/07/2008 21:10

"Cuando habláis mallorquín, todos parecéis medio maricones".

Esta frase, admirable compendio de racismo y homofobia, se la espetó un taxista –cómo no– a un amigo mío de Barcelona, que había subido a su taxi para desplazarse desde el aeropuerto hasta el centro de Palma. “Mallorquín” es la forma coloquial con la que los mallorquines nos referimos a nuestra lengua, el catalán, lo cual ha dado pie a algunos intentos, por parte de los impenitentes miembros de la carcundia local, de separar el catalán de un supuesto idioma “mallorquín”, intentos que por lo demás han resultado estúpidamente infructuosos. Es interesante añadir que, sin quererlo, el taxista insultón estaba realizando una apología de la unidad de la lengua catalana, puesto que mi amigo no le estaba hablando en presunto “mallorquín”, sino en catalán del centro de Barcelona, idiomas tan diferenciados que incluso ese cabestro los confundió. Finalmente, mi amigo es un homosexual practicante, de modo que la expresión sobre los “medio maricones” sonó, además de ofensiva y troglodita, especialmente ridícula.
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5 comentarios:

Aprendiz de Mucho dijo...

...Pero dejemos la historia de mi amigo, y déjenme que les explique algunas otras vividas en carne propia. En cierta ocasión tuve que testificar en un juicio: lo hice, como la ley permite, en catalán, ante lo cual la jueza tuvo a bien dirigirme la siguiente imprecación:

–Señor Alzamora, puesto que es usted español y también lo es su apellido, le ruego se dirija en español a este tribunal.

Mi apellido no es español, pero eso da igual: aunque un servidor se llamara Alonso Quijano, debería poder expresarme en catalán ante un tribunal y ante cualquier otra instancia de la administración pública de Baleares. No es así, por supuesto. En una oficina de Correos de Palma:

–Vinc a recollir una carta certificada –digo, ofreciendo al funcionario el papelito con el aviso correspondiente.

–En castellano –es la seca respuesta, mascullada con la mirada fija en el mostrador.

La equivalencia entre “vinc a recollir una carta certificada” y “vengo a recoger una carta certificada” es comprensible hasta para el más rocoso de los zopencos: no se trata de dificultad de entendimiento, sino de beligerancia. De hostilidad. Lo canta Morrissey en una de sus canciones: el desprecio es una cosa, pero el desprecio de un tonto es cruel. Diálogo mantenido con un agente de la Guardia Civil (como Baleares es una autonomía de las de segunda regional, no hay policía autonómica) en un control de carretera:

–Buenas noches, caballero.

–Bona nit.

–Oiga, no empecemos, ¿quiere?

Aquí cedí, porque los mallorquines, como los catalanes, somos sensibles al bolsillo y no era cuestión de llevarme una multa, para una vez que conducía sobrio. Hablando de sobriedad: en la barra de un bar, un hombre que está leyendo la edición de Baleares del diario El Mundo, cuyo director posee una bonita piscina en Mallorca, exclama:

–Qué barbaridad, el Govern quiere eliminar el castellano, esto es una vergüenza.

Le hago notar que, excepto él y yo, el resto de los presentes en el bar, incluida la camarera, están hablando tranquilamente en castellano, el mismo idioma en que se expresan los periódicos de la barra, la carta de bocadillos y la televisión discretamente encendida en un rincón del local. El hombre me mira asombrado y señala el diario, como si se tratara de la Biblia:

–Nada, nada. Tú dirás lo que quieras, pero aquí lo pone bien claro.

Me dirijo a la camarera:

–Oye, Pepita, ¿a ti te persiguen mucho por hablar en castellano?

–Uy, agobiada me tienen –responde sonriendo, mientras seca unos vasos.
Mi lamentable condición

Todo esto resulta enormemente cansado, pero así estamos. Pondremos la puntilla con otra frase fatídica que no pocas veces me he oído decir, y que tiene que ver, como diría Borges, con mi lamentable condición de escritor en lengua catalana:

–Hombre, pero ¿cómo no escribes en castellano? Tendrías muchos más lectores.

Como el interlocutor que me ofrece tan amable reflexión acostumbra a ser algún escritor en la lengua de Cervantes, ya tengo una respuesta automática:

–Tienes razón. Y, ¿sabes qué? Puestos a hacer, creo que voy a empezar a escribir en inglés. O en alemán, que aquí en Mallorca se estila mucho. Te aconsejo que hagas lo mismo. Vamos a hincharnos de lectores, amigo, vamos a comernos el mundo.

En fin. Les dejo, que voy a tomar un avión a Barcelona, donde, con unos amigos medio bujarrones, nos divertimos persiguiendo a los castellanohablantes con un garrote por las calles, vestidos como en La naranja mecánica, las noches de luna llena.

Euphorbia dijo...

Genial este artículo. Creo que voy también a ponerlo en mi blog para difundirlo algo más, aunque no podamos con la difusión de El Mundo y la COPE, al menos será un granito de arena.
Bueno, te dejo que yo también he quedado para ir a zurrar a los pocos castellanohablantes que aún se atreven a circular por Barcelona.

Besos

Silvia_D dijo...

Vaya dos :P voy a comprarme un casco ... fiummmm!!

La falta de educación y la ignorancia hacen a la gente comportarse como estúpidos.

Buen post, felicidades.

fritus dijo...

Hola...encantado estoy de venir a tu blog, te voy a contar una anecdota real de mi servicio militar...

En el cuartel donde estuve destinado ( Acuartelamiento Agustina de aragón, en Zaragoza) había dos cabos furrieles en la misma batería ( unidad) eramos Carles Prat ( de Manresa) y yo ( de Barcelona) . Hablabamos el catalán entre nosotros...craso error. Un buen día, nuestro superior inmediato, el sargento Palacios, que estaba en aquel momento teoricamente ajeno a nuestra conversación y a varios metros de nosotros, se dirige a mí y me dice : "Tú, el de la perilla, apuntate un arresto de fin de semana ( el furriel llevaba el libro de arrestos) porque igual te estás cagando en mi puta madre y no entiendo lo que dices...por si acaso"..." en causa del arresto puedes poner falta de respeto a un superior"

Real como la vida misma...Corría el año del señor de 1995, veinte años después de muerto Franco.

Un abrazo, felicidades por el blog.

La Gallega dijo...

Hombre.... pues qué queréis que os diga... que dos personas se puedan comunicar en el mismo idioma y que uno de ellos (me da igual que sea gallego, catalán, vasco o inglés) sólo por hacerse notar lo intente hacer en la lengua que sólo él conoce, me parece un poco tocapelotas. Una cosa es defender y proteger una de las mejores riquezas de España, que son las lenguas, y otra cosa es sacarle punta para ir de víctima.