lunes, 15 de junio de 2009

Especialidad del dia


No es lo que tengo, es lo que soy

En 1994 el fotógrafo Kevin Carter ganó el premio Pulitzer por esta fotografía en la que puede verse a una pequeña niña -es el bulto de delante- acurrucada en el suelo. Detrás vemos a un buitre al acecho. Se dice que Kevin esperó unos 20 minutos para ver si el buitre abría sus alas y así conseguir una toma más impresionante, cosa que no llegó a ocurrir.

Tras la publicación de la fotografía -y no antes- se recibieron millones de llamadas interesándose por el destino de la niña. Según Carter se recuperó lo suficiente para seguir su camino hasta la tribu que estaba a unos 20 metros.

Desde el momento en el que la fotografía vio la luz, el autor no paró de recibir durísimas críticas por no haber ayudado a la niña, incluso hubo gente que le llegó a comparar con el mismo buitre que había fotografiado.

Cuando recogió el premio dijo:

Es la foto más importante de mi carrera pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla. La odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña.

Cuatro meses después, Kevin Carter se suicidó.

Lo que más me llama la atención de esta historia es que se critique a un hombre que lo único que ha hecho es reflejar un mundo que hemos construido entre todos. Posteriormente se supo que ese cuerpo desnutrido estaba defecando -quizás sólo aire- y el buitre esperando pacientemente los restos. Pero eso ya daba igual.

Tampoco acabo de entender qué querían que hiciera con la niña. ¿Llevársela con él y dejar al resto allí? ¿Espantar al buitre sabiendo que a los minutos otro ocuparía su lugar? ¿Llevarla a su poblado para que al día siguiente volviera a pasar lo mismo?

Todos sabemos que eso no es ninguna solución. La solución pasa por un reparto más justo de la riqueza. Si leen la postdata verán que vamos por el buen camino.

P.D.: Afortunadamente, hoy en día estas cosas -a lo de tener remordimientos de conciencia me refiero- ya no pasan, ahora todo es distinto. Por ejemplo, me he enterado de que van a pagar 94 millones de euros (15.640.284.000 de pts) por un tipo que además de darle patadas a un balón, es capaz de gastarse 20.000 $ en bebidas sin inmutarse.

Recuerdo el eslogan de un anuncio que decía: “No es lo que tengo, es lo que soy”. Si uno mira esta fotografía se da cuenta de que los publicistas de aquella campaña se equivocaron, pusieron el eslogan al revés. El orden correcto sería: “No es lo que soy, es lo que tengo”. Así uno ya entiende mejor la fotografía, y se da cuenta de que ese bulto marrón sobre la tierra no es nada.

visto en: http://www.terceraopinion.net

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